Acababa de terminar de escribir el presupuesto y abri el tarjetero de mi carpeta para sacar una tarjeta y darsela a la señora. Me di cuenta de que sólo quedaban dos tarjetas y de inmediato pensé que tenía que rellenarlas, cuando empece a escuchar una voz en mi cabeza.
-He sido una tarjeta de presentación toda mi vida y nunca me imagine que tendría que batallar con esta situación. Por desgracia cuando me sacaron de la caja de tarjetas para meterme al tarjetero yo salí al último y ahora cada vez que va a ser mi turno de cumplir mi destino, e irme a las manos de algún desconocido, vuelven a rellenar el tarjetero y quedo otra vez hasta el último y sin oportunidad de salir de aquí!
La explicación que me dio sobre la situación saco una sonrisa de mis labios que se pudo convertir en una carcajada de no haber sido porque estaba la señora de la casa frente a mi esperando a que le diera la hojita con el presupuesto. Trate de bloquear la voz pero de pronto me llego la imagen mental de una tarjeta de presentación con manitas y patitas y boca hablandome desde mi carpeta, la cual cerre en un intento por recuperar mi atención para el presupuesto.
-Y no es que no quiera estar aqui.- continuó su discurso la tarjeta.- Es sólo que ya me harte y tu pareces no darte cuenta. Tengo que aguantar aquí debajo de las demás tarjetas, sólo para ver como me roban mi oportunidad. A veces, cuando vas a rellenar el tarjetero, tiemblo ante la posibilidad que sean tarjetas nuevas y tengan algún cambio en el diseño. Me horroriza la humillación que sentiría cuando se dieran cuenta que yo soy una tarjeta de generación anterior y que aun no ha podido salir!
Termine de hablar con la señora y salí de la casa, tan pronto llegue a la calle me empece a reir imaginando la desgracia de mi tarjeta. Subí al carro y lo primero que hice fue agarrar un monton de tarjetas para rellenar el tarjetero. Cuando lo abrí ahí seguía la tarjeta aun hablando sobre sus frustraciones. Pobre lo único que se me ocurrió decirle fue:
-Lo siento, pero una tarjeta que habla es demasiado buena como para dejarla ir.
Le puse el monton de tarjetas encima y le cerre, al menos seguían siendo de iguales así que no tendría porque sentirse humillada.
2 comments:
este post me hizo reir como perro pulgoso, dando manotazos a la mesa, remojo mis ojos en lagrimas, ecos de carcajadas.
jajaja que chido que te gusto, a mi esa tarjeta me hizo reír mucho!
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