Penjamo

Andaba por Penjamo, donde el papa de mi tio colgaba a sacerdotes durante la revolucion cristera. Estaba viendo los hoyos de las balas en la vieja iglesia de arcilla. Parecian estigmatas que representaban la crucifixion de cristo, que la gente de estos pueblos deserticos viven dia a dia. Cargan con la cruz de un sol implacable que quema la piel como las brasas la de los pollos. Y no pude dejar de sentirme orgulloso por las hazañas del papa de mi tio. El era general en esa epoca y estaba cumpliendo su trabajo. Pero saber que parte de mi familia fungio como azote de la iglesia me llena de orgullo. Queria imaginar donde los colgaba, lo que le decian los sacerdotes antes de que los ejecutara. ¿Rogarian por su vida? ¿Dirian herejias? ¿Maldicerian a mi tio abuelo? Quien sabe.
Despues seguimos nuestro camino hasta Bermejillo, donde cuenta la leyenda salieron unos tipos cargados de baterias para robar un tren grande. Uno de ellos al parecer se ponia amarillo cuando le entraba el nervio. Pero el aseguraba que no se ponia amarillo, sino que amarillo era su color, que ya habia robado trenes grandes y maquinas de vapor.
Seguimos todo el camino hasta una desertica presa con un suelo formado de piedras en lugar de tierra y cerros pelones color arena sin un solo arbol. Ahi estuvimos en una casa, pero mi primo y yo preferimos dormir afuera en nuestros catres viendo las estrellas. Pero en la noche los ruidos del campo eran amenazadores y nos entro el miedo, cuando quizimos entrar en la casa todo estaba lleno y tuvimos que quedarnos afuera.
Al dia siguiente fuimos de pesca con una lata de cerveza y linea de pescar, pero sin carnada. Imitamos a los pescadores locales y tratamos de sacar unas sardinitas de un estanquillo usando una toalla, pero nuestra ineptitud nos lo evito. Echamos un limon seco y un pedazo de jabon en nuestros anzuelos, esperando poder sacar aunque sea un bagre, pero solo pescamos piquetes de mosquitos. Hasta que un buen hombren nos regalo una carnada viva y no la puso en nuestro anzuelo. Nos divertimos viendo a la sardinilla viva nadar en la cristalina agua. Estabamos sentados a lado del tronco de un arbol con grandes raices y no pescamos nada.
En la tarde regresamos y vimos a la gente acomodando las piedras del lado plano para poder dormir a gusto. Nos sentimos privilegiados de tener un catre y no dormir en el suelo. Llegamos a la casa y ahi estaban los adultos, platicaban cosas pero no poniamos atencion, jugabamos conecta cuatro y era como si estuvieramos en otra dimension, no nos preocupamos por nada de lo que decian los adultos y estuvimos tranquilos el resto del dia.
A la mañana siguiente regresamos a Torreon, estuvimos en el hipermart un rato en la tarde tratando de idear un plan para robar una revista porno, en lugar de eso conseguimos comprar cigarrillos y los fumamos en la calle por el parque cerca de la casa de mi primo. Los enterramos en una macetera para que no los encontraran en la casa. Cogimos hojas de pino para frotarlas a nuestras manos y que se nos quitara el olor a cigarro.
Llegamos a la casa y no la pasamos jugando video juegos. Fueron dias felices que nunca olvidare.